lunes, mayo 26, 2008

El pelo es la excelencia como las plumas de las gallinas.
Yo. Amante de faisanes. Aunque las gallinas no tienen nada de malo.

Después vinieron la uñas como los colmillos de los elefantes.
Uña tras otra. Con dedos de piano pero sin dedos para el piano.

Luego el cuello y sin siquiera pensar en los cisnes.
Solo en el olor de hombre. En el olor de hombre sin cuello.

Y un bis se merece tu cuello. Un mero pronunciamiento tus dientes.
Una hoja mutilada. Una hoja llena de sangre, mutilada.

Los huesos duros y limpiecitos de artrosis.
Mis oidos en guardia. Los tuyos atentos.

Una paloma de colores nos ata con un lazo.

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